Las marquesinas de puertas y ventanas son mucho más que un elemento decorativo: cumplen una función protectora esencial frente a la lluvia, el sol y la nieve, además de mejorar la estética de la fachada. Actualmente existen múltiples opciones de materiales, tamaños y diseños que se adaptan a diferentes estilos arquitectónicos y necesidades prácticas, desde viviendas unifamiliares hasta locales comerciales o edificios institucionales.

1. ¿Qué son las marquesinas y para qué sirven?
Una marquesina es una estructura fija o modular que se instala sobre puertas o ventanas, proyectando una cubierta hacia el exterior. Su finalidad es doble:
- Funcional: proteger el acceso de agua de lluvia, evitar que el sol impacte directamente en el interior y aumentar la durabilidad de la carpintería exterior.
- Estética: embellecer la fachada, reforzar la personalidad del inmueble y dar continuidad arquitectónica.
Además, cuando se diseñan con cerramientos laterales, también pueden crear pequeños espacios protegidos, similares a un porche o un hall exterior.
2. Materiales más utilizados en marquesinas
Las marquesinas modernas combinan resistencia y estética. Entre los materiales más frecuentes destacan:
a) Estructura
- Aluminio lacado: ligero, inoxidable y de larga vida útil. Puede personalizarse en múltiples colores.
- Acero galvanizado o inoxidable: gran resistencia estructural, ideal para marquesinas robustas y de gran tamaño.
- Madera tratada: aporta calidez y estilo rústico, aunque requiere mantenimiento periódico.
b) Cubierta
- Policarbonato compacto o celular: translúcido, resistente a los rayos UV, ligero y de gran durabilidad. Es uno de los más utilizados en marquesinas modernas.
- Metacrilato: similar al vidrio en transparencia, pero más ligero y resistente a impactos.
- Vidrio templado o laminado: elegante y moderno, con mayor peso y necesidad de soportes reforzados.
- Paneles opacos de aluminio o chapa: para proteger completamente del sol y aportar una estética industrial.
3. Fijaciones y sistemas de anclaje
La seguridad de la marquesina depende en gran medida de un sistema de fijación sólido:
- Soportes de aluminio o acero: colocados en ángulo para soportar la carga de la cubierta.
- Tirantes o tensores metálicos: cables de acero que refuerzan la estructura y reparten el peso hacia la pared.
- Anclajes a muro con tacos químicos o expansivos: aseguran la fijación en paredes de ladrillo, hormigón o piedra.
- Montajes autoportantes: en algunos modelos de gran tamaño, la marquesina puede apoyarse también en columnas delanteras.

4. Colores y acabados
Las marquesinas pueden adaptarse al diseño de la fachada gracias a una amplia paleta de acabados:
- Metales lacados en RAL: blanco, negro, gris antracita, bronce o colores especiales a medida.
- Cubiertas translúcidas: incoloras, opales, ahumadas o bronceadas.
- Madera barnizada o pintada: desde tonos claros tipo pino hasta oscuros tipo nogal o wengué.
De este modo, cada proyecto puede personalizarse según el estilo: moderno, minimalista, rústico o clásico.
5. Medidas y formatos disponibles
Las marquesinas se fabrican en medidas estándar y también a medida. Algunas de las dimensiones más habituales son:
- Ancho: de 80 cm a 300 cm en versiones prefabricadas.
- Proyección: de 60 cm a 150 cm, dependiendo de la protección deseada.
- Altura libre: variable según el soporte, pero normalmente de 200 cm a 250 cm sobre el suelo.
En proyectos especiales, como locales comerciales o edificios públicos, pueden realizarse marquesinas continuas que cubran varios metros de fachada.
6. Diseños y estilos de marquesinas
El diseño es un factor clave para integrar la marquesina en el conjunto arquitectónico. Entre los más comunes:
- Marquesinas curvas: modernas y ligeras, muy habituales en policarbonato.
- Marquesinas planas: minimalistas, con líneas rectas y gran versatilidad.
- Marquesinas inclinadas: clásicas, ideales para casas unifamiliares.
- Marquesinas modulares: que pueden unirse entre sí para cubrir mayores longitudes.
- Diseños con cerramientos: incluyen laterales de vidrio, policarbonato o metal para crear espacios semicerrados.
7. Cómo colocar una marquesina paso a paso
- Medición y planificación: calcular el espacio disponible y la altura de instalación.
- Marcado de fijaciones: señalar en la pared los puntos de anclaje de soportes o tirantes.
- Perforación y colocación de anclajes: utilizar tacos químicos o expansivos según el tipo de muro.
- Montaje de la estructura: fijar soportes, tirantes y marco principal.
- Colocación de la cubierta: paneles de policarbonato, vidrio o chapa, asegurados con perfiles y juntas.
- Sellado y acabado final: aplicar juntas de estanqueidad para evitar filtraciones.
Recomendación: en marquesinas de grandes dimensiones o con vidrio templado, la instalación debe realizarla un profesional especializado.

8. Cerramientos en marquesinas
Un valor añadido de muchas marquesinas es la posibilidad de incluir cerramientos laterales para mayor protección y confort:
- Paneles de vidrio fijo o corredero: aportan elegancia y visibilidad.
- Policarbonato celular: más económico y ligero, con buena protección.
- Aluminio o chapa metálica: para espacios más privados y de uso intensivo.
Con estos cerramientos, la marquesina puede transformarse en un porche cubierto, hall de entrada o espacio de transición, aumentando la funcionalidad de la vivienda o local.
9. Ventajas principales de instalar una marquesina
- Protección contra lluvia, sol y nieve.
- Aumento de la vida útil de puertas y ventanas.
- Mejora estética de la fachada.
- Adaptación a todo tipo de estilos arquitectónicos.
- Posibilidad de cerramientos para mayor confort.
Conclusión
Las marquesinas de puertas y ventanas son una solución práctica, estética y versátil que protege y embellece cualquier acceso. Disponibles en múltiples materiales, acabados y diseños, se adaptan tanto a proyectos residenciales como comerciales. Su instalación es relativamente sencilla, aunque en grandes formatos conviene contar con un profesional. Y gracias a los cerramientos, pueden incluso convertirse en espacios adicionales de uso diario.